La glucosamina es un aminomonoazúcar que puede ser encontrado de forma natural en el organismo, y es producida por los condrocitos de los cartílagos para la ayuda de la mantención y reparación de las articulaciones. La principal función de la glucosamina en el organismo, es la producción de cadenas largas llamadas glicosaminoglicanos (GAG), que son las encargadas de mantener sanas las articulaciones, así como de repararlas.
Las GAG son cadenas largas de azucares modificados, siendo el principal componente de los proteoglicanos (PG). Estos a su vez, junto con los condrocitos y el colágeno, se encargan de formar el cartílago. De esta forma, una gran parte de los deportistas y personas en general, conocen la importancia de mantener unas articulaciones sanas.
Así mismo, los condrocitos usan la glucosamina ingerida en la producción de componentes del cartílago, algunos como: condroitino sulfato, ácido hialuronico, keretan sulfato, y en una menor proporción el deratan sulfato. Con esto se demuestra la responsabilidad de los condrocitos en el mantenimiento, reparación y síntesis de los cartílagos. Además, mientras más glucosamina esté en sus cercanías, los condrocitos tienden a reducir los dolores e inflamaciones articulares.
Cabe destacar que los condrocitos poseen dos métodos por los que hacen GAG. En el primero –llamado proceso natural–, una molécula de glucosa es fosforecida (se le añade un grupo fosfato) y luego pasa por un proceso denominado epimerización (principalmente cambiando la estructura de la molécula). Este azúcar modificado recibe un grupo amino dado por la glutamina. Posteriormente, a través de una reacción de síntesis se forma la glucosamina 6 fosfato del GAG.
Mientras que el segundo método, se realiza por medio de suplementación, es decir, los condrocitos utilizan la glucosamina ya preparada de los suplementos que una persona ingiere. Además, se ha demostrado que el uso de suplementos de glucosamina estimula la producción de GAG y PG.
Esto sucede para que cuando los condrocitos dispongan de glucosamina, puedan producir tejidos mucho más rápido, esto gracias a que se saltan algunas etapas. Incluso, con glucosamina suplementaria, el tejido articular fibroso inicia la curación y mejora la absorción de glucosa y aminoácidos en las articulaciones.
Por otro lado, la falta de glucosamina puede conducir a la finalización de la producción de GAG, lo que se observa en las articulaciones con fuertes y eventuales dolores tras entrenamientos, o en las rodillas que tienden a perder movilidad después de entrenamientos de cardio. Aunque después de periodos largos sin suficiente glucosamina, pueden aparecer complicaciones mucho más graves como la osteoartritis.
Fuentes de glucosamina
En cuanto a la suplementación, podemos decir que existen varias fuentes de glucosamina, aunque solamente dos son las recomendadas: el hidroclorhidrato de glucosamina y la glucosamina sulfato. Aunque ambas son idénticas en su efecto y acción, el hidroclorhidrato posee una relación coste/efectividad mucho mejor, puesto que ofrece una mayor dosis de glucosamina.
La forma más eficiente de administración de la glucosamina es intravenosa, aunque es difícil en personas con miedo a las agujas. Por esto, es más popular la forma oral, que pese a no tener la misma eficacia, es un excelente método de administración, donde una gran parte de la glucosamina se resiste a la digestión, pudiendo ser aprovechada por el organismo.
Sin embargo, debemos resaltar un aspecto negativo de la glucosamina, pues con dosis altas de esta, es posible generar una resistencia al a insulina, es decir, que la glucosamina puede esforzar el páncreas para secretar más insulina para limpiar la sangre de los azucares, conduciendo a la deposición de grasas. Todo esto, también puede afectar a personas en proceso de definición muscular.
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