Toda persona que por fuerza mayor, lesiones o similares, haya tenido que dejar de entrenar durante un periodo de tiempo considerable, seguramente ha notado que ahora que ha vuelto a su rutina habitual tanto la fuerza como el músculo perdido durante el periodo de inactividad, se recuperan mucho más rápido que cuando los generó por primera vez de la nada. Desarrollar músculo es más fácil para quienes hayan sido musculosos antes, por lo que ahora los científicos conocen la causa: los músculos retienen una memoria del anterior estado que se deterioran por la falta de uso.
Dicha memoria muscular es almacenada en forma de núcleos contenedores de AD, que proliferan cuando el músculo es ejercitado. De hecho, El tejido muscular se adapta a los estímulos tanto funcional como estructural, por lo que cuando un músculo sufre de atrofia el número de núcleos que regulan la síntesis de las proteínas disminuye. Pero cuando el músculo está en estado hipertrófico existe más ADN disponible para las fibras musculares, además, el entrenamiento con pesas puede crecer este área mionuclear con diferentes porcentajes.
Desarrollo de la memoria muscular
Según los expertos los músculos conservan un recuerdo de su antigua condición física aun cuando se marchitan por su falta de uso. Por tanto, dicha memoria muscular es almacenada en forma de núcleos contenedores de ADN, que proliferan cuando el músculo es estrenado.
Contrariamente a lo que se llegó a pensar, dichos núcleos desaparecen cuando los músculos se atrofian. No obstante, los núcleos adicionalmente forman una especie de memoria que hace que el músculo vuelva rápidamente a su estado anterior al ser entrenado. Por tal razón, el descubrimiento sugiere que realizar ejercicio durante la juventud puede ayudar a prevenir la atrofia en la edad adulta, y asimismo expone cuestiones acerca del tiempo que los deportistas dopados deberían ser excluidos de las competiciones.
¿A qué se debe la memoria muscular?
Las células musculares son de gran tamaño, por tanto, se precisa más de un núcleo para suministrar los patrones de ADN necesario para confeccionar la gran cantidad de proteínas que proveen al músculo de su fuerza. Otras investigaciones han comprobado que con el ejercicio las células musculares se hacen incluso mayores al fusionarse con células vástagos denominados: células satélites. Incluso los investigadores habían pensado previamente que cuando los músculos se atrofian, los núcleos extra eran destruidos por un programa de muerte celular llamado apoptosis.
Al darse la relación de que a más masa muscular más núcleos se puede pensar que al disminuir la masa muscular también disminuye la cantidad de núcleos de la célula. Pero ahí está probablemente la clave del asunto. Además, estudios han observado que en un período de atrofia muscular severa el número de núcleos en los miocitos no reduce, por lo que es muy probable que estos núcleos extra sirvan de “células de la memoria” a nivel muscular, que le permitan saber al cuerpo qué cantidad de músculo tenía anteriormente y permitirle volver a esa situación con la mayor rapidez posible.
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