Jimmy atiezta conocido como el huracán, profesional de la IFBB en el 2010, condición por la que luchó durante una gran cantidad de años. Fue en ese mismo año donde tuvo que solucionar su problema de hernia umbilical y de igual forma una malformación genética de las vías respiratorias, colocándole un implante de paladar, eliminado los cornetes, limando la callosidad de la rotura del tabique y la eliminación de las vegetaciones.
Retirándolo del gimnasio durante meses, ya que de igual forma se operó de la garganta, reduciendo su dieta a líquidos, con dolores terribles para su persona. Presentándosele una oportunidad de poder competir en el Europa Pro, asistiendo al tener en frente una gran propuesta. Pero al transcurrir unas siete u ocho semanas de entrenamiento lo que su cuerpo llevaba dentro, apuntaba a un desastre. Apareciendo sobre el escenario con un desastre total, estando sobre el escenario con 39 de fiebre, con un hombro lesionado que terminó con un enquistamiento de la sangre embotada de la rotura de fibras y con ganas de morir.
Lo único que sentía era decepción, al presentarse a una gran cantidad de personas que lo admiraban considerándolo como un ganador. Por lo que no lo pensó dos veces e inició a preparar su revancha, con mucha ira, marcando su record como el nuevo Europa Pro de abril. Iniciando la preparación necesaria, observando que las cosas no iban tan bien que se dijera, con una sensación de agotamiento y con un esfuerzo titánico en poder alcanzar los niveles de antaño. Recurría de forma regular al hospital, dándole todas las veces el diagnóstico de una gripe fuerte. Por lo que continuada entrenando, doblegándose y torturando su cuerpo.
Morir y nacer de nuevo
Un día que acompaño a su hija Carla al colegio, de regreso a casa comenzó a tener una sensación de falta de aire, sintiendo en cada paso como su corazón se paraba, perdiendo el conocimiento a unos 200 metros del colegio, llevándolo de urgencia cuidados intensivos, ya que su condición cardiopulmonar estaba al 14%, estabilizándose a los dos días de su ingreso. El diagnóstico que le dieron era neumonía, afectándole ya otros órganos al estar ya muy severa, en especial a su corazón, siendo un candidato firme de trasplante de corazón a los 32 años de vida.
Siempre sintió a Dios a su lado, negando creer todo lo que le decían, teniendo toda la disponibilidad de superarlo. Al estar 25 días en el hospital, sentía que ya no continuaría practicando deporte y teniendo una medicación de 15 pastillas por día, entre otro tipo de tratamiento. Sin perder la fe, Dios escucho cada una de sus plegarias, poniendo en su camino al Dr. Hernandez que lo consideró como un ángel. Sin mejorar las siguientes dos revisiones se había decidido que tuviera un trasplante de corazón, pero se sorprendieron al ver el primer caso de que el corazón comenzó a retomar su función al 100%, que aunque no ha sido fácil después de lo sucedido, no piensa dejar su sueño.
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