Hay situaciones en las que una persona puede sufrir de pérdidas importantes en la producción de hormonas como estrógenos y progesterona, siendo la menopausia una de las principales causas de estos sucesos en las mujeres. Esta no es una enfermedad, sino que forma parte de la vida y que toda mujer debe pasar.
En estos casos, la principal característica de la menopausia es el estancamiento de las menstruaciones. Sin embargo, en muchas mujeres, puede anunciarse por irregularidades en el ciclo menstrual, algunas como: menstruaciones menos o más frecuentes, hemorragias o sangrado escaso. Además, no existe una edad específica en la que una mujer pueda entrar en la menopausia, aunque generalmente ocurre entre los 45 y 55 años, pero también puede suceder a partir de los 40 años y sin representar un problema físico, pero sí puede incidir de forma negativa en el aspecto emocional.
En este sentido, las hormonas ovarianas cuentan con un papel fundamental en el control del metabolismo lipídico hepático. Estas hormonas se encargan de modular el empaque, exportación y oxidación de lípidos en el hígado, y su ausencia puede conducir en diversos casos el cuadro del hígado graso. De forma frecuente, las mujeres en etapa de menopausia suelen hacer la reposición hormonal para distraer los efectos colaterales producidos por la caída de las hormonas. Sin embargo, esta reposición es costosa, e incluso puede generar ciertos inconvenientes en la salud, si es aplicada sin un plan específico.
¿Los estrógenos y progesterona se reponen con el ejercicio?
Según algunas investigaciones desarrolladas por un grupo de investigadores de la Universidad de Montreal, donde utilizando ratas de laboratorio ovarectomizaas (modelo de animal que simula el estado de la menopausia en mujeres), con el objetivo de conocer los mecanismos exactos de la caída de las hormonas ovarianas, así como su relación con la acumulación de grasa en el hígado, han explorado especialmente el metabolismo lipídico hepático (cuadro del hígado graso), asociándolo a la reposición de estrógeno, o la aplicación del protocolo de entrenamiento aeróbico, así como la asociación de ambos tratamientos (reposición de estrógeno y entrenamiento aeróbico).
Los resultados de dicho estudio, demostraron que la reposición hormonal previene la acumulación de grasa en el hígado (recordando que las pruebas se realizaron en ratas menopausadas). Algo similar ocurre con la aplicación del protocolo de entrenamiento aeróbico durante ocho semanas. Sin embargo, no se pudo determinar ningún efecto aditivo en las ratas entrenadas y que tuviesen reposición hormonal.
En conclusión, podemos decir que la realización de ejercicio aeróbico de forma permanente, es tan eficiente como la reposición hormonal; por lo que respecta a la prevención del cuadro del hígado graso. De esta forma, es una opción que toda mujer debiese tener de forma permanente en la agenda.
Por último, debemos resaltar la importancia de realizarse evaluaciones médicas periódicas, especialmente para conocer los niveles apropiados tanto de estrógenos, como de progesterona en el cuerpo. Además, es conveniente consultar con el médico sobre los posibles riesgos que pudiese suponer la realización de ejercicio físico a ciertas edades, en especial cuando no se ha tenido un estilo de vida muy saludable, donde el cambio repentino pudiese generar ciertas complicaciones en otros aspectos de la salud.
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