Una contractura muscular es una contracción del músculo, con un carácter lesivo radicando de forma drástica en la continuidad de forma sostenida en el tiempo. Esta contracción es obviamente voluntaria, dejando constantemente una lesión en la musculatura.
Lo normal es que un músculo se contraiga y otro se distienda, sin embargo, en varios casos una de las zonas del vasto muscular no se logra relajar, tornándose contraída todo el tiempo. Esta zona afectada se mantiene dura e hinchada, notando un abultamiento al tacto, conocido vulgarmente como nudo.
Una contractura no es una lesión grave, pero si molesta demasiado, lo que impide de forma grave realizar varios gestos que normalmente no causa problema. Por esa razón es importante que se identifiquen las diferencias de otros problemas similares y de esa forma no caer en el error de seguir un tratamiento que no tiene relación la afección.
Para tratar la contractura es importante que te pongas en manos de un especialista en fisioterapia si lo que deseas es que se disminuya el tiempo de recuperación, que en condiciones normales, puede ser entre una y dos semanas, todo dependiendo de la gravedad de la misma.
Tipos de contracturas musculares
Dentro de las clases de contracturas musculares se distinguen entre las que se originan mediante el esfuerzo físico o, aquellas que se forman posteriormente a este, y las residuales que acompañan a otras clases de lesiones.
- Las que se forman durante el esfuerzo, se producen por cualquier ejercicio físico, cuando organismo logra metabolizar varias sustancias activas para que se produzca el movimiento deseado. Originando este proceso por medio de las transformaciones que tienen las sustancias a inactivas. Al momento de elevar el esfuerzo, por dureza del ejercicio o la falta del entrenamiento. El organismo es incapaz de desechar estos metabolitos mediante el torrente sanguíneo, que se logran acumular generando un dolor e inflamación.
- La lesión generada posterior al esfuerzo, aparece por la incapacidad del músculo al volver a su estado de reposo. En ciertas, después de realizar un ejercicio intenso, donde se ha sometido al músculo a una gran carga de trabajo, tiene la incapacidad de retomar su estado natural debido a la fatiga acumulado.
- Las lesiones residuales se forman tras una rotura de fibras, una fractura, un esguince o un fuerte traumatismo. Esta es una contractura que se forma con fines protectores, que hace que quede contracturada.
Lo primero que debes tener en cuenta para no tener una contractura es prevenirla, y por esa razón debes realizar un buen calentamiento para que prepares tu músculo antes del esfuerzo. También ayudará un trabajo de flexión para que así evites la distención de tu músculo y facilites la recuperación del tratamiento después del tratamiento.
Cuando tengas una contractura no te quedará más que tratarla. No es conveniente que trates una contractura como masajes inapropiados o fármacos que te aconsejen. Lo indicado es que vayas con un médico o fisioterapeuta para que distinga que tipo es y cuál es el tratamiento indicado. Entre los que se encueran los miorelajantes o antiinflamatorios, el calor local, masajes, entre otros más.
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