Una contractura muscular es un acortamiento de los músculos que se produce de una forma persistente e involuntaria. En otras palabras, es cuando el tejido muscular sufre un cambio estructural y, que es traducido en una contracción permanente y con incapacidad para su movilización.
Al momento de sufrir una contractura, el rango de movimiento del músculo queda totalmente ilimitado. Algunas de las señales más frecuentes de que se inicia una contractura muscular, podemos mencionar cuando los músculos se vuelven rígidos, existe dolor en el movimiento y dificultad para mover determinado músculo, incluso, puede aparecer un abultamiento en la zona afectada.
Las contracturas pueden aparecer cuando un músculo desarrolla una actividad inapropiada con intensidad o en función. Por ejemplo, al ir a un gimnasio y tomar más peso del adecuado, pueden aparecer contracturas. Incluso, cuando se realiza un entrenamiento de esfuerzo sin tanto peso, pero manteniéndolo en el tiempo, como en el caso de una mala postura en la bicicleta de spinning, entre otros.
Los mejores ejercicios para aliviar una contractura muscular
Aunque lo primero que se debe hacer para tratar una contractura, es prevenirla; para esto lo mejor es realizar un buen calentamiento para preparar al músculo antes de realizar cualquier esfuerzo. Así mismo, una programación progresiva en intensidad de las cargas también es de mucha ayuda. Sin embargo, cuando ya se padece de una contractura, la única salida es tratarla bajo la orientación de un médico o fisioterapeuta para conocer el mejor método para curarla.
Fisioterapia
En estos casos, lo más importante es mantener y mejorar el rango de movimiento en el músculo afectado. Aquí, generalmente son utilizados diferentes aparatos como el ultrasonido para las contracturas importantes en las articulaciones. En el tratamiento de una contractura muscular, la fisioterapia colabora en la incrementación de la movilidad, la elasticidad de las articulaciones y la fuerza muscular.
Ejercicio
Dentro de un tratamiento para contracturas musculares, están incluidos ejercicios leves de estiramiento. Esto sirve para la estimulación del músculo para alargarlo y relajarlo. Este tipo de ejercicios suelen repetirse regularmente, incluso si provocan dolores intensos.
Yesos o férulas
Tanto los yesos como las férulas, representan una excelente forma para estirar los tejidos blandos que rodean la articulación dañada, manteniéndolos en una posición más funcional. Este tipo de tratamientos suelen utilizarse en situaciones donde la contractura muscular es causada por una lesión nerviosa o inmovilidad. Además, los yesos deben ser sustituidos a cada cierto tiempo, esto para observar que la posición de la articulación sea la correcta y para evitar la ruptura de la piel.
Medicamentos
Existen determinados fármacos miorelajantes y antiinflamatorios que ayudan a relajar la musculatura, con lo que reducen la contracción. El tratamiento con medicamentos, se utiliza regularmente en casos donde el dolor es muy intenso, tomando en cuenta que deben ser recetados por un médico especialista.
Estimulación eléctrica
Cuando una persona llega a sufrir de espasticidad severa, los músculos que se ven afectados pueden llegar a adormecerse temporalmente con anestésicos. Aunque de forma alternativa, existe opción a estimular los músculos opuestos de forma eléctrica, algo con lo que se puede cambiar el equilibrio de las fuerzas en la articulación.
Cirugía
Cuando se ha probado con los diferentes tratamientos y sin obtener resultados positivos, es necesario realizar una cirugía para liberar los tendones, ligamientos y articulaciones. La cirugía puede ser utilizada en casos serios de contractura muscular, pues pese a probar con los demás tratamientos, es la última salida posible.
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