Dieta hígado graso

 

El hígado graso es una afección que se caracteriza por la acumulación de grasa en el hígado y es la enfermedad hepática crónica más común en el mundo occidental. En estos casos, una selección adecuada de alimentos y complementos nutricionales puede favorecer la recuperación de los hepatocitos, las células hepáticas y hasta puede conseguir que el trastorno revierta, según la fase de desarrollo.

Los consejos nutricionales para combatir el hígado graso son claves. Es necesario seguir una dieta hígado graso con más fibra, sin azúcares simples, menos grasas malas y nada de alcohol. Además, los ácidos grasos omega 3 están considerados como protectores del hígado, por lo que no pueden faltar en la alimentación habitual.

Cómo combatir el hígado graso con la dieta

La composición de la dieta afecta a la acumulación de grasa y la inflamación hepática. Como consecuencia, una alimentación adecuada, propuesta con precisión y conocimiento por un nutricionista, puede convertirse en la diana para la mejoría o la curación de esta dolencia.

En términos generales, el control calórico en la dieta es clave para favorecer la pérdida de peso en personas con sobrepeso y obesidad. A estas indicaciones se suman algunas otras infalibles como: aumentar la ingesta de fibra, reducir los azúcares simples y las grasas saturadas, aumentar los ácidos grasos omega 3 y suprimir sin dilación cualquier tipo de bebida alcohólica.

Más consumo de fibra

La fibra retrasa el vaciamiento gástrico. Esto provoca una gran sensación de saciedad que ayuda a controlar el apetito e indirectamente a bajar de peso. Además, la fibra imita el incremento de la glucemia tras las comidas y ayuda a controlar la resistencia a la insulina, habitual en personas con hígado graso.

Dieta hígado graso

Evitar azúcares simples

Una alimentación rica en azúcares simples disminuye la sensibilidad a la insulina y aumenta el nivel plasmático de triglicéridos y ácidos grasos libres, algo que conduce a esteatosis hepática. Por su asociación directa en los trastornos metabólicos, el papel dañino de la fructosa y la sacarosa (el 50% es fructosa) se ha revisado con amplitud.

Estos azúcares se concentran en forma mayoritaria en el propio azúcar utilizado para endulzar o en aditivos edulcorantes, como jarabe de maíz o fructosa, que se añaden a alimentos procesados azucarados, pero también están presentes en alimentos que son dulces por naturaleza, como las frutas.

Evita las grasas malas

Un exceso de grasas tiende a dificultar el metabolismo postprandial de los lípidos, con el consiguiente aumento en la concentración plasmática de enzimas hepáticas y ácidos grasos libres. Esto favorece la acumulación de grasa en el hígado (esteatosis) y la progresión del hígado graso no alcohólico. Asimismo, el consumo en exceso de grasas saturadas y de grasas trans (peor aún) repercute en el aumento del riesgo cardiovascular, algo que debes prevenir si padeces esta patología hepática.

Adiós al alcohol

El alcohol es un tóxico para el hígado, un órgano dañado por la inflamación y el acúmulo graso. En estos casos, se recomienda eliminar el consumo de todo tipo de bebidas alcohólicas, incluidas las de baja graduación, como la cerveza, el vino, la sidra, el champán o el cava.

Write a comment:

Your email address will not be published.

Logo_footer   
     © 2020 Online Personal Trainer